Manual clase B
Tema 3. Seguridad vial
Aunque los accidentes debidos a fallas del vehículo no son muy numerosos, es muy importante que su estado sea siempre el mejor posible.
En muchos casos, la causa principal de la falla mecánica ha sido motivada por un mantenimiento deficiente. Este mantenimiento es especialmente importante en el caso de vehículos antiguos porque su deterioro suele ser más rápido.
El factor humano también influye en el estado del vehículo, ya que es el propietario o conductor el que tiene que mantener su vehículo en las mejores condiciones posibles.
Cerca del 2% de los accidentes se producen por fallas mecánicas. De estas, la gran mayoría se producen por problemas en los frenos y en los neumáticos, que son los más fáciles de detectar por el conductor con un mantenimiento adecuado.
La seguridad de los vehículos puede ser:
Hay elementos que son de seguridad activa y pasiva. Por ejemplo, la carrocería es un elemento de seguridad activa porque su reparto de masas, altura, ancho, etc. determina el comportamiento del vehículo, y pasiva, porque protege, en caso de accidente, la integridad física de los ocupantes.
Los neumáticos, los frenos, las luces, entre otros, son elementos denominados “de seguridad activa”, ya que sirven para prevenir la ocurrencia de un accidente.
Estos sistemas se verán detalladamente en el Tema 8. Funcionamiento del automóvil.
Un choque a 50 km/h sin llevar puesto el cinturón de seguridad, es como tirarse a la calle desde un cuarto piso sin red de seguridad. Si la velocidad es de 70km/h, ello equivale a lanzarse desde un séptimo piso.
El cinturón de seguridad es su seguro de vida, ya que disminuye las muertes producidas por accidentes de tránsito.
Además de salvar vidas y disminuir las posibilidades de sufrir lesiones en un accidente, los cinturones de seguridad brindan mayor comodidad, mejor control y contribuyen a reducir el cansancio.
Todos quienes viajan en el automóvil deben ir bien sujetos. Sin embargo, nunca permita que dos personas viajen sujetas con un mismo cinturón.
El pasajero que se ve impulsado hacia adelante desde el asiento trasero no sólo se lesiona a sí mismo, sino que también puede lesionar al conductor o a quien viaje en el asiento delantero.
El cinturón de seguridad requiere ser utilizado de forma correcta, de no ser así, este dispositivo no protegerá de forma adecuada, y, además, puede ocasionar graves lesiones.
Uso correcto del cinturón de seguridad
La parte superior de la cinta (banda torácica) debe pasar sobre la clavícula, a medio camino entre el hombro y el cuello, y debe descender por el centro del pecho. Mientras que la parte inferior, cinta abdominal, se colocará sobre los huesos de la cadera, siempre por debajo del abdomen, ya que si se coloca sobre el abdomen puede provocar graves
El airbag es una bolsa de aire que se infla en apenas unas milésimas de segundo al producirse el impacto, protegiendo a los ocupantes del vehículo por los siguientes motivos:
El airbag no es eficaz si no se utiliza junto con el cinturón de seguridad. Al producirse el accidente, la bolsa de aire se infla a una velocidad de hasta 300 km/h, por lo que, si el cinturón no retiene al conductor y el airbag impacta contra él antes de haber llegado a extenderse completamente, puede llegar a provocarle graves lesiones por la enorme fuerza del golpe.
La eficacia del airbag frontal se basa en la combinación del uso del cinturón de seguridad, una buena posición de las manos frente al volante y la regulación del apoya cabezas al nivel de las orejas. Se ha estimado que el uso de airbag frontal en conjunto con el cinturón de seguridad, puede llegar a reducir un 20% la probabilidad de sufrir lesiones mortales.
Después de un accidente, se deberá cambiar el sistema de airbag aunque éste no se haya abierto. La pila de alimentación se deberá cambiar de acuerdo con las recomendaciones del fabricante.
Existen airbags de diferentes tipos: laterales, para la cabeza e inteligentes (que se activan ante distintos tipos de impacto), por lo que es recomendable que, a la hora de adquirir un vehículo nuevo, usted se informe sobre la existencia de airbags en él y sobre el funcionamiento de los mismos.
Los apoya cabezas sirven para prevenir lesiones cervicales cuando su vehículo es impactado por atrás. Su posición debe ser ajustada a cada conductor detrás de su cabeza.
Lamentablemente es habitual que los apoya cabezas sean ubicados en su posición más baja, reduciendo drásticamente su efectividad, llegando incluso a ser contraproducentes. Usted debe regular todos los apoya cabezas del vehículo que se van a utilizar, tanto en los asientos delanteros como en los traseros. Deben estar regulados de manera para maximizar su contribución a la seguridad de cada persona en caso de impacto posterior.
Cuando un vehículo sufre un impacto por atrás es sometido a una aceleración hacia adelante, lo que provoca que el asiento empuje el cuerpo del ocupante también hacia adelante. Si la cabeza de éste no se encuentra apoyada, oscila respecto del torso, lo que provoca un violento cambio de dirección en el cuello, que toma forma de “s” al principio y posteriormente se va hacia atrás. Este movimiento se denomina efecto latigazo.
Como consecuencia del latigazo cervical, suele producirse un esguince cervical, que es una lesión muy peligrosa y mucho más frecuente de lo que pensamos. El esguince cervical puede afectar a diversas estructuras del cuello, como los músculos, las articulaciones o los ligamentos, y trae como consecuencia dolores musculares y de cabeza, una disminución de la movilidad del cuello, vértigo o mareos, entre otras molestias, que con frecuencia podrían prolongarse algunos meses.
En ocasiones, las lesiones producidas por el latigazo cervical llegan a ser mucho más graves. Por ejemplo, si se dañan las vértebras cervicales, el conductor podría llegar a sufrir algún tipo de discapacidad irreversible, como una tetraplejia.
Una carga pesada puede modificar la maniobrabilidad de su vehículo, por lo tanto, no espere que su funcionamiento sea igual al que está acostumbrado en condiciones normales. La aceleración será más lenta y las distancias para detenerse aumentarán. Encontrará que se ladea más en las curvas y necesitará más espacio para adelantar.
Con una carga pesada en la parte posterior de su automóvil sentirá el volante más liviano y el vehículo tenderá a girar más de lo esperado; también pueden salirse de foco los faros delanteros. Con una carga pesada en la parte delantera, tenderá a girar menos. Un portaequipajes en el techo, o un pequeño remolque, le permitirá una distribución más uniforme de la carga.
Al poner carga en el interior de su vehículo no obstruya la visión de las esquinas traseras ni el campo visual del espejo retrovisor. Nunca lleve objetos duros, con puntas o pesados en el estante de atrás, ya que con un pequeño choque o una frenada brusca pueden transformarse en verdaderos proyectiles.
Al llevar carga extra, la presión y tamaño adecuado de los neumáticos es muy importante. Para su seguridad, es probable que los neumáticos necesiten más aire o quizás que sean de mayor tamaño. Consulte para ello el manual del vehículo o a quien se lo vendió.
La licencia de conductor clase B le permite conducir su automóvil con un remolque ligero, cuyo peso no exceda la tara de unidad motriz, y siempre que el peso total no supere los 3.500 kilógramos.
Por lo general, los remolques son más anchos que los autos. Por esta razón y para tener una adecuada visión, instale en su vehículo espejos retrovisores extra o prolongue los existentes mediante brazos especiales. No olvide retirar los espejos extra o los brazos de prolongación cuando desenganche el remolque.
Cuando los remolques tienen capacidad de carga superior a 750 kilos, deben poseer frenos, siendo los frenos de empuje los más corrientes. Con ellos, el frenado tiene lugar cuando el remolque empuja al coche. Los frenos de empuje pueden acoplarse a todos los coches que tengan un dispositivo de arrastre adecuado. Los frenos eléctricos requieren un vehículo de arrastre con enchufe para frenos eléctricos.
Además, los remolques con frenos deben poseer uno para casos de emergencia, que funcione automáticamente al romperse el dispositivo de arrastre.
Controle siempre que el dispositivo de enganche se encuentre en buen estado y que el enganche tenga lugar correctamente.
Cargue el remolque de modo que la presión sobre la bola de arrastre sea la correcta. Para ello, vea las recomendaciones del fabricante.
Las condiciones climatológicas adversas (viento, lluvia, nieve, hielo o niebla) suponen un peligro adicional en la conducción, por lo que, cuando sea necesario, se deben aplicar estas reglas:
La lluvia es un fenómeno atmosférico que puede influir negativamente en la conducción y que exige que el conductor adopte las debidas precauciones en resguardo de la seguridad, ya que al estar la calzada mojada o cubierta de una capa de agua, se hace deslizante.
El momento de mayor peligro se produce cuando comienza a llover, ya que las primeras gotas se mezclan con el polvo, aceite y suciedad de la carretera, formando un barrillo sobre la vía, que es altamente deslizante.
Con lluvia intensa, el asfalto no es capaz de evacuar toda el agua y se forman pozas que provocan deslizamientos.
Cuando la lluvia es muy intensa, sobre la calzada se forma una película o capa de agua que se interpone entre la calzada y los neumáticos haciendo muy difícil la adherencia de éstos.
Al ser la capa de agua existente sobre la calzada mayor a la que los neumáticos pueden desalojar a través de sus surcos, sucede lo siguiente:
Este fenómeno se conoce comúnmente con el nombre de “aquaplaning” o “hidroplaning”. A mayor velocidad, mayor es la cantidad de agua que los neumáticos deben desplazar y más agua se acumula bajo ellos, lo que puede saturar los surcos. Por esta razón, para evitar el “aquaplaning”, el mejor consejo es moderar la velocidad, de modo que los neumáticos puedan desalojar bien el agua y pisar terreno firme, y no frenar ni acelerar.
Cuando haya charcos de agua en la calzada:
Cuando la calzada esté anegada:
La lluvia reduce la visibilidad no solo porque hay menos luminosidad, sino también porque el parabrisas, los vidrios laterales y la luneta trasera se ven cubiertas en su exterior por las gotas de agua, y en su interior, se empañan de vaho. De igual modo, se ven afectados los espejos retrovisores y las luces del vehículo.
Para mejorar la visibilidad:
Cuando caen los primeros copos de nieve, la conducción es tan peligrosa como cuando caen las primeras gotas de agua, porque, al mezclarse la nieve con el polvo, el aceite y otros restos, y ser pisada por los vehículos, se forma un barrillo que transforma el pavimento en una pista sumamente deslizante.
Medidas que debe adoptar para mejorar la adherencia y prevenir deslizamientos:
Al atardecer, cuando el sol y la temperatura bajan, la nieve sobre la ruta comienza a congelarse rápidamente formando una película de escarcha muy peligrosa. Si se hizo tarde para el regreso, hay que extremar las precauciones y prestar suma atención al cambio de brillo de la nieve acumulada: donde hay más brillo está más dura y es posible que haya hielo.
Aunque sea de noche, no conviene encender las luces altas porque al no atravesar la luz la cortina de copos de nieve, se vuelve contra el conductor y éste puede ser deslumbrado.
Si está nevando y su vehículo cuenta con focos neblineros, enciéndalos.
El hielo es muy peligroso, porque hace que la calzada se torne sumamente resbaladiza y la convierte en una verdadera “pista de patinaje” donde la prudencia, la pericia y los reflejos del conductor se ponen a prueba, por lo que deberá extremar las precauciones.
El hielo reduce o incluso elimina la adherencia, existiendo grave peligro de deslizamiento
También usted puede verificar que la calzada está con hielo, sin arriesgarse, frenando en forma suave mientras conduce lentamente.
Lo expuesto anteriormente para el caso de la nieve es igualmente aplicable a cuando debe conducir con hielo en la calzada.
Las condiciones climatológicas influyen en la distancia de frenado.
Hay que resaltar que cuando la calzada está helada, la distancia de frenado puede aumentar hasta 10 veces por encima de lo normal, por lo que se impone circular a una mayor distancia del vehículo que va adelante y reducir la velocidad, evitando frenar y acelerar.
Como norma general, tenga en cuenta que no existe ningún elemento que permita conducir sobre hielo o nieve en condiciones de seguridad ni siquiera aproximadas a las que se dan al conducir sobre un pavimento seco y limpio. No obstante, la adherencia se puede mejorar con neumáticos especiales, o bien, circulando con cadenas.
La niebla reduce la visibilidad. Cuando es muy espesa, prácticamente la elimina. Además, reduce la adherencia de los neumáticos al mojarse el pavimento y, por consiguiente, existe peligro de deslizamiento igual que cuando comienza a llover. La niebla requiere calma y que usted no se empeñe en ver más de lo que realmente puede ver.
Lo expuesto anteriormente al referirnos a la lluvia y la nieve, puede ser también aplicado a los casos de niebla. Además, se debe recalcar que si es importante ver, también lo es el que sea oportunamente visto por los demás conductores.
Si es peligrosa la circulación con niebla, también lo son las detenciones y paradas en la calzada, porque la falta de visibilidad puede provocar accidentes.
El viento fuerte, principalmente cuando en caminos de montaña sopla de lado, es otro riesgo para la conducción, ya que puede provocar la salida del camino o volcamiento del vehículo.
Medidas que debe adoptar:
Las ráfagas agravan el problema: Conduzca con máxima precaución y esté muy atento para evitar posibles desvíos.
Un vehículo que se aproxima a una curva tiende a continuar su desplazamiento en línea recta. Moviendo el volante del automóvil usted lo obliga a desviarse de la trayectoria recta que seguiría a causa de la fuerza de inercia, pero si conduce a una velocidad demasiado alta la fricción puede no ser suficiente para mantener al vehículo en la carretera.
Al aumentar la velocidad al doble, la energía del movimiento aumenta 4 veces, lo que hay que tener presente, por ejemplo, al acercarse a una curva, ya que costará más mantener la dirección.
Siempre es muy importante que usted trate de prever el estado del camino con anticipación, que estime bien el radio de una curva y que esté atento a las sorpresas que pueda encontrar, como hojas caídas, derrames de combustible o alguna otra cosa que pueda hacer que la carretera esté resbaladiza.
Reduzca la velocidad con tiempo antes de una curva y acelere suavemente a la salida de la misma.
La magnitud de la fuerza centrífuga (o fuerza lateral que en una curva tiende a sacar al vehículo de la carretera) depende directamente de la velocidad y de lo cerrada que sea la curva.
El sobreviraje es la deriva del eje trasero, es decir, el vehículo se va de atrás. El vehículo traza una trayectoria real con menor radio del que debiera. Dicha trayectoria puede llegar a ser tan cerrada que el vehículo gira sobre su propio eje, produciéndose un trompo.
El sobreviraje casi siempre es provocado por el conductor (acción brusca sobre los mandos, aceleración excesiva, frenazos bruscos).
Si usted ha andado en bicicleta y ha tratado de frenar al ir cuesta abajo en una pendiente muy pronunciada, es probable que haya experimentado que existen fuerzas que pueden provocarle dificultades. Ese mismo fenómeno se presenta cuando conduce un vehículo motorizado. Por ello, cuando vea señales que le adviertan sobre pendientes pronunciadas, tómese tiempo para bajarlas. A veces, es necesario conducir en una marcha baja para que el motor vaya frenando y no se calienten los frenos.
Recuerde que al desenganchar el motor, usted pierde el dominio del vehículo.
Tema 3. Seguridad vial